La inteligencia artificial (IA) ha tomado mayor relevancia en estos últimos años y se ha desarrollado en diferentes áreas. Por lo cual, era inevitable que llegará a implementarse en el ámbito de la facturación.

Con ciertas ventajas más que evidentes, como la reducción de costes de impresión, permite disponer de una gran cantidad de archivos sin la necesidad de contar con múltiples oficinas. Si bien es cierto, no solo se trata de digitalizar, pues abarca otros campos como: recepcionar, procesar, validar y contabilizar correctamente las facturas.

Bajo este punto, contamos con dos vertientes de las cuales nos podemos ayudar en la implementación de la IA en la facturación electrónica.

Los sistemas IDP:

Estos trabajan con datos semi estructurados que incluyen formatos más complejos, como pueden ser facturas con diferentes imágenes o diseños. Los sistemas IDP son realmente fascinantes, ya que, gracias a la Inteligencia Artificial que los sustenta, pueden extraer información clave y datos relevantes de los documentos, clasificarlos y enviarlos al siguiente proceso de manera mucho más rápida y eficiente que los métodos tradicionales.

La razón por la que se habla tanto de los sistemas IDP es por su gran potencial: no solo digitalizan texto, sino que también están diseñados para extraer, clasificar e integrar datos donde sea preciso.

Los sistemas OCR, o Reconocimiento Óptico de Caracteres:

 

Son capaces de convertir textos manuscritos o impresos en formatos digitales.

Imaginemos que recibimos cada semana numerosas facturas de proveedores; no solo necesitamos gestionarlas, sino también conservar esos documentos en papel durante un período determinado. Gracias a esta tecnología, es posible escanear la factura con un teléfono móvil, lo que nos permitiría obtener un documento digital que se puede procesar y editar.

Además, el OCR suele formar parte de otras soluciones de inteligencia artificial y es común encontrarlo junto a una tecnología que está ganando popularidad: el IDP, o Procesamiento Inteligente de Documentos. Esta herramienta no se limita solo a las facturas, sino que puede aplicarse a cualquier proceso que implique documentos.

En resumen, la inteligencia artificial, como era de esperar, está ampliando su influencia en el área de la facturación y, lo que es aún más relevante, tiene un gran potencial para optimizar todos los procesos relacionados.

Su aplicación en la gestión de facturas ofrece múltiples beneficios: desde una notable disminución en el tiempo de procesamiento, hasta la capacidad de identificar posibles fraudes y facilitar decisiones más rápidas y precisas, lo que, en última instancia, debería mejorar la experiencia del cliente, que es lo más importante.

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